Tras dos semanas del paso del huracán John por México, que entró a tierra como categoría 3 y dejó al menos 23 muertos en el estado de Guerrero (sur), además de severas inundaciones y daños materiales, ahora aparecen algunos problemas de salud en la población, entre ellos ansiedad, depresión y estrés.
Luego del paso de los días, los habitantes de la zona Diamante de Acapulco se van recuperando lentamente. Los vecinos de la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio, una de las principales en esa zona turística, quedaron completamente inundados.
A dos semanas del golpe del huracán sus calles están invadidas por el lodo, la tierra, la basura, desechos sólidos, aparatos electrónicos descompuestos, colchones y todos los muebles perdidos a causa de las intensas lluvias e inundaciones.
Erika Esperanza Chávez, quien es madre soltera, asegura que junto a su hija de 7 años vivió sus peores momentos, ya que tras el huracán perdió todo lo material y a ello se suma un cuadro de ansiedad, estrés y otros problemas de salud.
“Sí, muy difícil, es estresante, apenas me dio una crisis de ansiedad pues porque pierdes todo, toda tu vida, tienes que volver a empezar (…) para mi solo es estrés pero con una hija es más estrés todavía”, explicó a EFE.
Durante el paso del huracán John, la mujer solo pudo salvar documentos importantes y tuvo que salir de su casa e irse con un vecino, ya que desde el tercer piso veía cómo se inundaba la unidad habitacional; Después se fue a un refugio temporal, ahora tiene que limpiar toda la casa a fondo.
“No podemos habitar, a mi hija no puedo traerla, ahora está con una hermana, perdimos todo y buscamos recuperar cosas», indicó.
Por su parte, Blanca Fernández, otra damnificada, luego de 10 días del huracán, ha comenzado la limpieza de su casa, pero reconoce que hay muchas complicaciones para poder salir adelante, por lo que decide no arriesgarse a tener problemas de salud.
“Aquí no tenemos agua, no se han llevado la basura y son situaciones desesperantes. También donde está mi hijo. Está lleno de lodo y la maquinaria no se da abasto para sacar toneladas, nos arriesgamos a enfermedades, problemas de la piel, nosotros preferimos limpiar que ir por las despensas (que da el Gobierno)”, detalló.
La mujer reconoció que el miedo ha invadido a su familia y a los vecinos, ya que debido a las últimas lluvias en estos días, volvieron a recordar lo vivido con John, por lo que considera que será difícil poder salir adelante y olvidar lo ocurrido durante esa semana.
La ayuda en la unidad habitacional ha llegado desde que estuvo inundada, sin embargo, la entrega de comida por particulares, así como militares, ha ayudado a los damnificados, quienes hacen largas filas para poder obtener alimentos, así como la recepción de despensas.
Además, desde el pasado sábado, personal de la Secretaría del Bienestar federal han comenzado a recorrer las calles y visitar las casas para comenzar con los censos de viviendas.
Apenas el pasado viernes, el Gobierno mexicano reportó al menos 236.636 afectados en Guerrero, estado del sur de México que el 23 de septiembre padeció el golpe de John, huracán categoría 3 que dejó al menos 29 muertos.