Francia vivió este lunes un día «histórico» con la inclusión de la garantía del aborto en su Constitución, el primer país del mundo en dotarse de este tipo de salvaguarda para proteger la interrupción del embarazo.
«Histórico», «victoria», «orgullo», fueron algunos de los adjetivos que emplearon la gran mayoría de líderes de grupos políticos en la sesión extraordinaria del Congreso del Parlamento, que reunió el Palacio de Versalles a la Asamblea Nacional y al Senado para aprobar formalmente la reforma constitucional.
Al final 780 parlamentarios votaron a favor de la reforma constitucional y solo 72 lo hicieron en contra, muy por encima de los tres quintos requeridos para sacar adelante la primera modificación de la Carta Magna desde 2008.
El cambio aprobado incluye la expresión en el artículo 34 de que la Constitución francesa,señalará que «la ley determinará la forma en que se reconoce la libertad garantizada de las mujeres a recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo».
«Vuestro cuerpo os pertenece y nadie puede disponer de él en vuestro lugar», proclamó el primer ministro, Gabriel Attal, en la intervención que abrió la sesión.
Ausente del Congreso, por la imposibilidad del presidente de influir en el Legislativo, Emmanuel Macron reaccionó a través de la red social X, donde expresó el «orgullo francés» y el «mensaje universal» que lanza el país.
Además, anunció que promulgará la ley el próximo viernes, coincidiendo con la jornada internacional de los derechos de la mujer, y lo hará, por vez primera, en una ceremonia pública que tendrá lugar frente al Ministerio de Justicia.
Involución en EE.UU. y posiblemente en Argentina
Macron, decidió lanzar esta reforma constitucional después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogó en junio de 2022 el reconocimiento federal al derecho al aborto, dejando su autorización en manos de cada estado.
Por ello, muchas de las intervenciones de este lunes señalaron ese fallo judicial, igual que otras restricciones al aborto ya aprobadas o en proyecto, como en Polonia, Hungría o en la Argentina del presidente Javier Milei, como un recordatorio de que los derechos pueden perderse.
«El riesgo de involución existe», señaló como resumen la diputada izquierdista Elsa Faucillon.
La nota discordante la puso la líder ultraderechista Marine Le Pen, quien aseguró, en unas declaraciones al llegar al Palacio de Versalles, que el peligro contra el aborto «no existe».
«Vamos a votar esta constitucionalización porque no nos supone ningún problema, pero de ahí a hablar de día histórico no. Es un día instrumentalizado por Emmanuel Macron para su propia gloria», afirmó la líder del segundo mayor grupo de la Asamblea Nacional.
La reunión del Congreso y la votación, la primera para una reforma constitucional en casi 16 años, estuvo llena de elementos simbólicos.
Fue la primera presidida por una mujer, la presidenta de la Asamblea, Yaël Braun-Pivet, y tuvo lugar a casi cincuenta años de la aprobación de la ley de interrupción del embarazo, que lleva el nombre de la entonces ministra de Sanidad, Simone Veil.
Precisamente el primer ministro llegó a Versalles acompañado por el hijo de Veil, Jean, que asistió invitado a la sesión, en la que hubo un aplauso de homenaje a la figura política de su madre, que tras sobrevivir a Auschwitz fue ministra en varias ocasiones y llegó a presidir el Parlamento Europeo.
Los diputados y senadores también eran conscientes de vivir un momento especial, ya que la anterior sesión de este tipo para una reforma constitucional se remonta a 2008, y muchos se hicieron «selfis» al entrar a la enorme ‘Ala del Mediodía’ del gigantesco Palacio de Versalles.
Esta sala, capaz de acoger a 1.500 personas, y que ha vivido ya numerosos momentos históricos, fue elegida debido a que los hemiciclos de las cámaras son insuficientes para acoger a los 577 diputados y 348 senadores.
El debate y la votación en Versalles fue seguido desde una pantalla gigante instalada en la plaza del Trocadero, frente a la torre Eiffel, que se iluminó en la noche parisina con la inscripción «mon corps, mon choix» («mi cuerpo, mi decisión»).
Al terminar la sesión, un grupo de mujeres de organizaciones feministas que estaban en la tribuna de invitados entonó ‘Debout les femmes’, un himno de las luchas feministas de los años 70.
La garantía del aborto en una Constitución nacional solo tiene un precedente histórico, en 1974 en la desaparecida Yugoslavia, aunque esa garantía se extinguió con el final de ese país.