El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, desestimó la propuesta de su homólogo estadounidense, Joe Biden, sobre el cierre de la frontera entre Estados Unidos y México. Durante su conferencia matutina, López Obrador calificó la propuesta como demagógica y señaló que no sería viable debido al intenso intercambio comercial entre ambos países, siendo México el principal socio comercial de Estados Unidos. No se podría pensar que esa es una solución. Imagínese el nivel de integración comercial, manifestó el mandatario.
A pesar de esto, López Obrador mostró solidaridad con Biden y expresó su respeto hacia él, entendiendo la circunstancia que enfrenta. Sin embargo, el presidente mexicano dejó claro que no aceptaría que políticos deshonestos utilicen a México como un chivo expiatorio para abordar la problemática del fentanilo en Estados Unidos y la ola migratoria en medio de la campaña electoral.
Biden reiteró el sábado, durante un acto de su partido en Carolina del Sur, su disposición de cerrar la frontera en caso de que el Congreso apruebe un acuerdo que se está negociando desde hace semanas. Dicho acuerdo requeriría que Estados Unidos cierre la frontera si aproximadamente 5.000 inmigrantes cruzan sin autorización legal en un día determinado, habiendo alcanzado algunos días del año pasado totales superiores a los 10.000.
Cabe destacar que el proyecto aún no ha sido acordado formalmente por demócratas y republicanos en el Senado y enfrentaría un futuro incierto en la Cámara de Representantes, controlada por el Partido Republicano.
La ola migratoria que ha enfrentado Estados Unidos en su frontera sur en los últimos mesesse ha convertido en un desafío para la administración de Biden y es una de las preocupaciones de los votantes estadounidenses de cara a las elecciones de este año.
En ese sentido, funcionarios de alto nivel de Estados Unidos y México se reunieron en diciembre y enero para definir políticas conjuntas en materia migratoria, luego de una llamada telefónica entre Biden y López Obrador en la cual el presidente estadounidense manifestó su inquietud por la saturación de la frontera sur en diciembre, cuando se reportaron hasta 10.000 cruces irregulares diarios, lo que llevó al cierre de algunos pasos fronterizos. Tras la primera reunión, la cifra de cruces diarios descendió bruscamente a unos 2.500 a comienzos de enero.