Desde hace más de tres años, México empezó a enfrentar una enorme crisis de migración, que proviene de países del centro y sur de América, quienes con la esperanza de lograr llegar a los Estados Unidos de Norteamérica, transitan por el territorio nacional.
Esto se evidencia en las calles, en centrales de autobuses y carreteras del país, donde los emigrantes, a pie o en autobús, tratan de llevar a la frontera entre Estados Unidos, luego cruzar y alcanzar el llamado “sueño americano”.
La crisis migratoria inicia en el sur de México, en el estado de Chiapas, donde miles de centroamericanos cruzan nuestra frontera e inician el largo camino hacia el norte del país. A pesar de que este camino se convierte en una “calvario” para muchos de ellos, quienes deberán buscar no solo su alimento, sino de sus familias, quienes lo acompañan en este viaje
Muchos de ellos logran acomodarse en “empleos” del pequeño comercio, como ayudantes. Algunos otros llegan hasta la capital del país y se dispersan en las diferentes almadías, donde también logran colocarse en el pequeño comercio y el comercio informal.
Los que siguen su camino, deben sortear no solo la posibilidad de caerse de los trenes que abordan de manera ilegal. De acuerdo a datos recientes del Instituto Nacional de Migración (INM), existen por lo menos 686 mil 732 personas que de manera irregular entraron a nuestro país, convirtiéndose en la cifra más alta de la última década.
Esta cifra pudo ser menguada en el 2019 durante la situación de máxima propagación del covid-19.
Respecto a las peticiones de silo en nuestro país, por diversas circunstancias, también se mostró un incremento y a través de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) se han presentado en este año, de enero a noviembre, 136 mil 934 solicitudes. Esto también se convierte en el número más alto que se tenga registro en el país.
El endurecimiento de las sanciones que establece Estados Unidos para personas que ingresen a su territorio de manera irregular, es otro elemento que implica un mayor incremento de emigrantes en nuestro territorio, porque muchos de ellos se quedan varados en estados del norte de la república.
De tal forma que no solo se convierten en una competencia en materia laboral, sino que el estado debe destinar recursos para el cuidado de estos emigrantes a través de la instalación de alberges o comedores comunitarios.
Esto provoca no solo una situación economía, sino también social y de hacinamiento, porque muchos de estos emigrantes logran ubicarse en casas deshabitadas en todo el país.