Rodeados de escombros y destrucción, los hospitales de la Franja de Gaza están al borde del colapso en medio de un corte eléctrico general que se suma a la escasez de insumos y personal médico, comprometiendo la atención de los más de cinco mil heridos en el enclave palestino, que vive el quinto día de guerra entre Hamás e Israel.

«Nuestra capacidad está al límite y sólo podemos intentar mantener las vidas de los heridos», dijo Medhat Abás, portavoz del Complejo Médico Al Shifa, el hospital más grande de la ciudad de Gaza.

Desde que el movimiento islamista Hamás -que gobierna de facto en la Franja- sorprendió a Israel el sábado pasado con un ataque sin precedentes por tierra, aire y mar, el Ejército israelí ha contraatacado con incesantes bombardeos sobre dos mil 687 objetivos, muchos de ellos estructuras milicianas, pero también viviendas, mezquitas y otras instalaciones civiles.

El mismo miércoles, el Ejército israelí ordenó la evacuación inmediata de la torre de Elghafry, la más alta y una de las más antiguas de la Franja de Gaza, ante su inminente bombardeo.

En cinco días, la guerra ha dejado más de mil 200 muertos y tres mil heridos en Israel, mientras que los bombardeos israelíes en Gaza han dejado ya mil 55 muertos y al menos cinco mil 184 heridos.

A estas cifras se suman al menos mil palestinos muertos en territorio israelí en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad tras infiltrarse desde la Franja, según las últimas estimaciones del Ejército israelí.

Los proyectiles israelíes han dañado gravemente los aparatos que suministraban electricidad desde Israel, afectando las redes en numerosas provincias. Además, varias ambulancias han quedado inservibles y personal médico ha muerto por los ataques.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ordenó el domingo un «cerco total» -sin suministro de combustible, comida, electricidad, medicinas ni ayuda humanitaria- a la Franja de Gaza, que depende de Israel para abastecerse, pues está aislada y bloqueada por aire, tierra y mar por el Estado judío y Egipto desde 2007, cuando Hamás tomó el poder.

«Nos enfrentamos a una grave escasez de energía, suministros y recursos humanos», enfatizó el doctor Abás, al asegurar que el combustible que queda en los generadores de los hospitales «no durará más de cuatro días».

La compañía eléctrica del enclave cortó el suministro de electricidad ayer, pues a la única planta de la Franja se ha quedado sin combustible.

Al enclave solo le quedan 300 mil litros de combustible, que cubren apenas 10 horas de luz, y que de momento reserva hasta que Israel acepte que Egipto mande combustible por el paso de Rafah, por lo que el corte de luz podrá prolongarse varios días.