En un ambiente de mitin electoral, Donald Trump se convirtió en el primer expresidente de EU en rendirse ante la Policía para ser arrestado y fichado, con fotografía y huellas digitales, como acusado en un juicio por conspiración delictiva y delincuencia organizada.
La presentación fue rodeada de un espectacular despliegue de pompa para un exmandatario de Estados Unidos.
Trump y 18 de sus colaboradores están acusados de 13 delitos en relación a sus intentos de tratar de convencer a funcionarios estatales para hallar formas de cambiar resultados de comicios de 2020.
El caso se basa en la aplicación de leyes estatales contra delincuencia organizada, por la fiscal Fani Willis, una demócrata que ahora es, a su vez, objeto de una investigación por el Comité Judicial de la Cámara de Diputados que encabeza el republicano Jim Jordan.
Es el cuarto indiciamiento del año para Trump, que ya enfrenta uno en Nueva York por delitos financieros; dos juicios federales por la retención indebida de documentos secretos al dejar la Presidencia y por sus acciones en torno al motín del 6 de enero de 2021, cuando sus partidarios se apoderaron brevemente del Capitolio para evitar que el Congreso certificase la victoria de Joe Biden.
El magnate mantiene que su derrota se debió a trampas y fraudes electorales, incluso máquinas de votar deficientes, pero no presentó pruebas.
Trump convirtió su comparecencia ante las autoridades del condado de Fulton, Georgia, en una serie de imágenes de poder. Llegó al aeropuerto de Atlanta en su propio avión, y se trasladó a la cárcel en una caravana de una docena de vehículos, una descubierta de motociclistas de la Policía estatal y una escolta del Servicio Secreto estadounidense.
Cientos de personas, mayormente Trumpistas, esperaron por horas su llegada en los alrededores de la entrada de la cárcel y recibieron la caravana con porras y abucheos.
Trump quedó «bajo arresto» al entrar al edificio, donde luego de ser fichado pagó 10% de una fianza de 200 mil dólares para quedar en libertad.