Agencias

Luego de la dolorosa derrota ante los Vikings en la semana 1, Green Bay volvió a su lugar seguro, es decir, ante los Bears y en el Lambeau Field.

Los Packers aprovecharon la localía para vencer 27-10 a Chicago, en un partido que contó con la actuación estelar del corredor Aaron Jones, quien registró 170 yardas totales y dos touchdowns.

Con el recuerdo cada vez más difuso de aquella última victoria de los Bears en territorio empacador, en el 2015, Green Bay encaró el partido con confianza.

Más allá de un susto inicial, cuando Chicago tomó ventaja gracias a un acarreo a las diagonales por parte de Justin Fields, muy pronto los Packers tomaron el control del partido. Ante la falta de química de Rodgers con sus nuevos receptores,

el ataque terrestre protagonizado por Aaron Jones y AJ Dillon tomó el mando, una constante durante toda la noche. Fue precisamente mediante esa vía que llegó el primer touchdown, recién comenzado el segundo cuarto, gracias a un acarreo de 15 yardas por parte de Jones.

Poco más tarde, el corredor sumó su segunda anotación con una recepción de 8 yardas. Los Packers olieron sangre y quisieron liquidar el encuentro en la primera mitad con otro touchdown, cortesía de Allen Lazard.

Cuando todo indicaba que los Packers mantendrían el dominio durante la segunda mitad, una seguidilla de errores mantuvo a los Bears en el partido, al recortar distancias con un gol de campo de Santos luego de un balón suelto de AJ Dillon.

Chicago tomó confianza y poco a poco montó una ofensiva poderosa, sobre todo por tierra, con el tándem Montgomery-Herbert.

Ambos corredores llevaron a su equipo hasta la yarda uno del rival, sin embargo, Justin Fields no pudo cruzar el plano en una cuarta oportunidad y los Bears se fueron con las manos vacías. El golpe fue letal para las aspiraciones de Chicago.

Green Bay logró salir de la zona profunda gracias a un pase largo de Rodgers a Sammy Watkins, líder receptor de la noche con 93 yardas.

Ya sin la presión, los Packers sellaron su primer triunfo de la campaña con un gol de campo de Mason Crosby. Todo volvió a la normalidad.