Agencias

El partido amistoso entre Estados Unidos y Argentina, correspondiente a la preparación para los Juegos Olímpicos que está teniendo lugar en Las Vegas, era lo menos parecido a un amistoso en el país norteamericano.

Después de perder con Nigeria y Australia, una tercera derrota seguida habría supuesto un cataclismo en el baloncesto estadounidense.

Lo nunca visto para un equipo que, sin varios de sus mejores jugadores (LeBron, Curry, Kawhi, Davis…), sigue siendo el favorito número uno al oro en Tokio y que no puede tener otro objetivo. Por historia y por recursos de una plantilla que está muy lejos de estar coja.

Más lejos que ninguna otra. Esta vez se vieron las grandes virtudes y apenas aparecieron los pocos defectos de EE UU, que ganó con tremenda superioridad a Argentina (108-80), una selección que, recordemos, es la actual subcampeona del mundo.

Una subcampeona del mundo, eso sí, que no parece llegar en el mejor momento a estos Juegos. Se podría pensar que no liga bien con Estados Unidos y su superioridad física, terreno donde se manejaron sin despeinarse los nigerianos hace unos días.

Pero Argentina ya ha perdido con Australia y con Nigeria (de 22), las mismas derrotas que su rival de esta noche.

Si esto fuese una liguilla estaríamos ante el duelo de colistas, pero sólo los argentinos ejercieron como tal. Si en los dos partidos anteriores Estados Unidos había sufrido por dentro (Popovich sólo ha reclutado a tres interiores puros:

Adebayo, Green y Love), Argentina se lo puso más fácil que nadie hasta ahora. Luis Scola hace lo que puede, que con 41 años es mucho, pero la edad se nota bastante.

Marcos Delia es un currante al que no se le puede pedir genialidades. Y Francisco Caffaro promete pero está aún verde para estos lances (sólo jugó 2 minutos).