Agencias

El esloveno, desatado, se venga de la derrota del otro día, con polémica incluida, y arrolla a los Clippers en 105 a 89, una exhibición de talento y poderío. En uno de estos partidos repetidos por un calendario muy extraño, Mavs y Clippers jugaban en Dallas solo dos días después de haberlo hecho por primera vez.

En ese duelo, con solo cinco tiros libres intentados por los locales, hubo una gran dosis de polémica y declaraciones cruzadas que acabaron con Luka Doncic protestando e incluso amagando con liar algo de una dimensión mayor en rueda de prensa.

El esloveno, con acierto, decidió contenerse y esperar. Al fin y al cabo, la venganza es un plato que se sirve frío, como se dice por ahí. Y con alguien que proyecta una sombra tan grande, la seguridad de que vas a ver, antes o después, algo formidable, está asegurada.

Tanto la estrella como la franquicia tenían el orgullo herido y clamaban una venganza que ha llegado en forma de paliza ante uno de los aspirantes al título, con uno de los mejores jugadores de la NBA en sus filas (Kawhi Leonard) y que están peleando en lo alto del Oeste por puestos más honorables que los Mavs, que siguen en su infatigable lucha por los playoffs.

Y ahí, en todo ese lío, la figura de Doncic ha emergido de nuevo. Y de una manera brutal. El esloveno ha respondido al extraño y controvertido choque del otro día con una de sus mayores exhibiciones de la temporada: 42 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias, 3 robos y 2 tapones.

La serie de lanzamiento, magnífica, con 16 de 28 en tiros de campo y un muy buen 6 de 11 en triples. Y 4 de 5 en tiros libres, los mismos que tuvo todo el equipo el otro día (en total, hoy, han sido 12). El +/- del esloveno fue de +28, y su regularidad en la anotación fantástica: anotó 11 tantos en el primer, segundo y último cuarto, mientras que en el tercero sumó 9.

Mostró una de sus mejores versiones defensivas del curso, encontró a sus compañeros con facilidad e hizo que sus 4 pérdidas, la única parte negativa del duelo, no se tuvieran en cuenta a favor de florituras más grandes. Una respuesta ejemplar de uno de los mejores jugadores de la competición norteamericana, algo que ha demostrado prácticamente desde que aterrizó en ella.

Los Mavs, por cierto, cuajaron un duelo a la altura de su héroe. Recibieron 29 puntos en el primer periodo, pero se atrincheraron atrás en los tres siguientes, en los que solo permitieron 22, 20 y 18 tantos.

Al descanso ya iban por delante (77-71), pero no sentenciaron hasta el último periodo un partido que tuvo 11 cambios de liderato, cinco empates y un resultado ligeramente engañoso al final, por ser demasiado abultado para lo que fue el desarrollo de la noche.