Agencias

Los Pistons aprovecharon un aparente cansancio de los Lakers para machacarles en los minutos finales y ganar a los vigentes campeones.

Sólo tuvo que faltar el pívot titular Anthony Davis para que los Detroit Pistons, el equipo con la peor marca de la Conferencia Este, diesen toda una lección de juego de conjunto a Los Angeles Lakers a los que vencieron por 107-92.

Los Lakers, actuales campeones de la NBA, que jugaron a domicilio su segundo partido en noche seguidas, después de haber perdido también la pasada por 107-106 ante los Philadelphia Sixers, nunca fueron competitivos ante unos Pistons que dieron su mejor versión como equipo en lo que va de temporada.

Lakers llevaban diez victorias seguidas como visitantes en el inicio de temporada y ahora, en sólo dos días, ya han sumado dos derrotas en ese casillero.

El calendario no les ha favorecido mucho en los primeros compases y han respondido como unos auténticos campeones, que por otra parte es lo que son, pero se les ha atragantado ese doble compromiso en Filadelfia y Detroit. Derrota por un punto ante los Sixers, más que pasable.

El caso de los Pistons fue un poco más sangrante, ya que hablamos de uno de los peores equipos de la Liga y de que se fueron con un saco pese a que el partido parecía controlado antes de entrar en el último cuarto.

Anthony Davis no estuvo presente ante los Pistons. El ala-pívot sufrió un golpe en la rodilla derecha en el primero de los dos partidos de esta saga y no se arriesgó con él para el segundo.

Y lo pagaron los angelinos. El juego en la pintura no funcionó como debería por la baja de su mejor jugador en ella: Marc Gasol se quedó a cero y Kyle Kuzma se encargó más de la zona exterior; Mason Plumlee llegó al doble-doble y Blake Griffin fue el máximo anotador de su equipo.