Agencias
Tom Brady lució tan arrollador en Detroit que hubiera podido darse el lujo de abandonar el Ford Field en el medio tiempo para comer sus alitas de pollo preferidas en un establecimiento cercano a la Universidad de Michigan.
Y tras pasar un par de horas ahí, habría tenido tiempo de reencontrarse con sus compañeros en el vuelo de regreso a la Florida, ya con el boleto de playoffs en la mano.
Brady lanzó cuatro pases de anotación y ni siquiera tuvo que jugar en la segunda mitad del encuentro sabatino en que los Buccaneers de Tampa Bay humillaron 47-7 a los Lions para avanzar a la postemporada por primera vez desde 2007.
“Cuando jugamos como somos capaces de hacerlo, es muy difícil vencernos”, recalcó Brady.
Los Bucs (10-5) establecieron un récord de la franquicia con 588 yardas y cortaron la segunda mayor sequía de postemporada en la NFL, sólo por detrás de los 18 años que lleva Cleveland sin clasificarse.
Este domingo, también los Browns podrían conjurar el maleficio.
“Nos hemos esforzado cada año para lograrlo”, comentó el receptor Mike Evans, reclutado por Tampa Bay hace seis temporadas. “Ha sido un largo recorrido, y nos alegra completarlo finalmente”.
Tampa Bay dio descanso a Brady tras irse al intermedio con una ventaja de 34-0. Se trató de la mayor ventaja conseguida por los Buccaneers tras dos cuartos en la historia de la franquicia.
En su primera jugada, Blaine Gabbert lanzó un pase de 25 yardas para que Rob Gronkowski anotara. Una jugada antes, el corredor D’Andre Swift había soltado un balón por los Lions.
Y más tarde, en ese tercer cuarto, Blaine completó un envío de 22 yardas a Evans.
Brady logró 22 pases completos en 27 intentos, para 348 yardas. Combinó envíos profundos con cañonazos cortos en medio del tráfico, ante un equipo sin alma ni entrenador.
El quarterback de los Bucs, seis veces ganador del Super Bowl con los Patriots, lanzó pases de touchdown a Gronkowski, Evans, Chris Godwin (quien atrapó el balón a una mano) y Antonio Brown. Fueron lanzamientos respectivos de 33, 27, 7 y 12 yardas.
Los Lions (5-10) comenzaron el duelo sin su entrenador interino Darrell Brevell, debido al rastreo de contactos con infectados de COVID-19.
Y carecieron de Matthew Stafford durante buena parte del compromiso. El quarterback, quien arrastraba ya dolencias de cadera y pulgar, se lastimó el tobillo derecho en la serie inicial y no volvió.