Agencias

Una sonda de la NASA se dirige rumbo a un asteroide a cientos de millones de kilómetros de distancia, sobre el cual intentará posarse y sacar muestras de su superficie.

La misión comenzará el martes y será la primera vez que Estados Unidos intente sacarle muestras a un asteroide para regresarlas a la Tierra, una hazaña hasta ahora lograda únicamente por Japón.

La misión, apodada Osiris-Rex, busca extraer por lo menos 60 gramos (2 onzas) de materia del asteroide Bennu, la muestra más grande sacada de un cuerpo celestial desde las misiones a la Luna.

La sonda, del tamaño de una camioneta, tratará de posarse sobre una superficie plana, de dimensiones análogas a una cancha de tenis y apodada Nightingale (“Ruiseñor”). Sobre esa superficie, sin embargo, penden peñones del tamaño de un edificio.

El desafío de guiar a la sonda e insertarla justo dentro de esa planicie es comparable al intento de estacionar un vehículo en un espacio apretado en la calle, explicó Mike Moreau, subdirector de operaciones de la NASA.

La sonda pasará un tiempo girando alrededor del asteroide, a una órbita de 750 metros (media milla) de altura. Entonces empezará un lento y delicado descenso que durará unas cuatro horas hasta llegar justo encima de la superficie.

A partir de entonces la sonda desplegará su brazo mecánico de 3,4 metros (11 pies) hasta tocar la superficie. En espacio de apenas entre 5 y 10 segundos, el brazo despedirá un chorro de gas nitrógeno presurizado que le permitiría aspirar un puñado de materia asteroidal.