Los migrantes detenidos se han quejado de gusanos en la comida, inodoros que no descargan – inundando los pisos con desechos fecales, mosquitos y otros insectos por todas partes. Pasan días sin ducharse, ni conseguir medicamentos recetados, y en pocas veces pueden hablar por teléfono con sus abogados y seres queridos. A veces, el aire acondicionado se apaga repentinamente debido al calor sofocante.
Después de una visita sorpresa por el presidente Donald Trump, abogados, defensores, detenidos y sus familiares están denunciando las instalaciones improvisadas, que el gobierno del gobernador republicano Ron DeSantis se apresuró a construir en una pista de aterrizaje aislada rodeada de pantanos.
“Estos son seres humanos con derechos inherentes y derecho a la dignidad”, declaró la abogada de inmigración Josephine Arroyo. “Y están violando muchos de sus derechos al mantenerlos allí”.
Las autoridades han proporcionado pocos detalles y negado el acceso a los medios de comunicación. Un grupo de legisladores demócratas demandó a la administración DeSantis para obtener permiso de entrada, y las autoridades accedieron a una visita guiada con legisladores estatales y miembros del Congreso este sábado.
“Las condiciones en las que vivimos son inhumanas”, declaró un detenido venezolano por teléfono desde el centro.“Mi principal preocupación es la presión psicológica que ejercen sobre las personas para que firmen su autodeportación”.
El hombre, que pidió no ser identificado por temor a represalias, describió las celdas como “jaulas de zoológico” con ocho camas cada una, repletas de mosquitos, grillos y ranas. Dijo que están encerrados las 24 horas del día, sin ventanas ni forma de saber la hora. A los detenidos se les esposan las muñecas y los tobillos cada vez que van a ver a un agente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), acompañados por dos guardias que les sujetan los brazos y un tercero que los sigue.
“No tenemos forma de bañarnos ni de lavarnos la boca; el inodoro se desborda y el suelo está inundado de orina y heces. Comemos una vez por día con dos minutos para acabar los sandwiches infestados de lombrices”, señaló.