A trece días de que asuma como el Presidente 47 de los Estados Unidos, Donald Trump ofreció conferencia de prensa desde su residencia Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, diciendo que va a renombrar el Golfo de México.

«Ayudamos a México un montón, son esencialmente gobernados por los cárteles, no podemos dejar que eso suceda, México está en muchos problemas, es un lugar muy peligroso. En una próxima fecha estaremos anunciando muy pronto vamos a cambiarlo, hacemos mucho trabajo ahí», para luego referir que mientras cierran plantas industriales en EE.UU, su mudan al lado sur de la frontera.

Luego dijo que “vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a ‘Golfo de América’, que tiene un hermoso anillo que cubre muchos territorios”.

“Golfo de América, qué hermoso nombre. Y es apropiado”, añadió el presidente electo, refiriendo a que baña las costas de Florida y otros estados.

Cabe mencionar que “América” tiene en Estados Unidos una connotación nacionalista pues muchas veces se refieren a su país como simplemente “América”, a pesar de que es el nombre dado a todo el continente.

Desde que ganó las elecciones en noviembre, Trump ha lanzado propuestas incluso descabelladas en materia internacional:

Que Canadá se convierta en el “estado 51” de los Estados Unidos, argumentando las deudas que tienen los canadienses con su vecino y el desequilibrio comercial.

Invadir México, hacerlo también el “estado 51” de EE.UU. y lanzar ataques aéreos contra posiciones del narcotráfico.

Tomar el control del Canal de Panamá, algo que insistió ahora en Palm Beach.
Anexar y/o comprar Groenlandia.

Dentro de estas afirmaciones que buscan generar revuelo internacional para marcar un nuevo periodo de la política exterior estadounidense, hay algunas más serias como imponer aranceles a todas las importaciones de productos de México y Canadá; y llevar a cabo la deportación más grande de la historia de migrantes.