López Obrador comenzó la sesión destacando que, según sus estimaciones, si se hubiera seguido la postura neoliberal de privatización de empresas públicas, la CFE produciría apenas el 16 por ciento de la energía necesaria para el país en la actualidad. El mandatario afirmó que esto habría llevado a una dependencia total y mencionó que empresas extranjeras podrían haber dominado el sector, imponiendo tarifas excesivas.

El presidente informó que el titular de la CFE, Manuel Bartlett, proporcionará un informe detallado sobre el proceso de rescate que se ha llevado a cabo en la administración actual. López Obrador insistió en la importancia estratégica de la CFE y recordó que la política de su gobierno ha sido resistir los «afanes privatizadores» tanto en la CFE como en Pemex.

Señalando ejemplos en Europa y Estados Unidos, el presidente destacó los problemas derivados de la privatización de los servicios de energía eléctrica, mencionando aumentos en las tarifas y cortes de suministro. López Obrador argumentó que la privatización no solo afecta a la población, sino también a las empresas particulares, ya que la falta de garantías para insumos baratos perjudica el desarrollo económico.

El mandatario concluyó defendiendo su plan de rescate de la CFE, argumentando que la industria eléctrica nacional debe tener como propósito el desarrollo de la nación y el beneficio del pueblo. Hizo un llamado a considerar el juicio práctico en lugar de convertir todo en una cuestión ideológica y subrayó la importancia de tener energía asequible como estímulo para el desarrollo, la creación de empleos y el bienestar general.