La operación fue en respuesta a los diversos ataques con drones que los hutíes han llevado a cabo contra buques de estas naciones que traspasan el mar Rojo, por lo que, en esta ofensiva, según dos funcionarios estadounidenses, las fuerzas de ambos países atacaron más de doce blancos, siendo ellos instalaciones de entrenamiento o almacenamiento de drones.

Además, este operativo tuvo lugar horas después de que el primer ministro británico, Rishi Sunak, celebraba una reunión de gobierno. Es la primera ocasión en la que el gruó rebelde se ha visto vulnerado, desde que anunció su apoyo a Hamas e inició a atacar los barcos en el mar rojo.

En cambio, poco antes del inicio de la operación estadounidense-británica, el líder de los hutíes, Abdul Malik Al-Houthi, emitió un video en el que advirtió que ningún ataque quedaría sin respuesta.

«Cualquier agresión estadounidense no quedará sin respuesta», indicó. «Quien quiera involucrarse y atacar a nuestro querido pueblo y apuntar a nuestras fuerzas navales está poniendo en peligro la navegación y los barcos comerciales [de su país]», añadió.

Fuertes explosiones se escuchaban en la ciudad de Ta’iz, en la región de Yemen controlada por los hutíes. Uno de los ataques alcanzó el aeropuerto de Hodeidah.También se registraron ataques contra diferentes posiciones de Saná, la capital de Yemen.

Un funcionario estadounidense de Defensa, citado por Voice of America, dijo que «el ataque de Estados Unidos y Reino Unido en Yemen tuvo como objetivo un radar hutí, sitios de defensa aérea, almacenes de armas y sitios de lanzamiento». Y agregó: «Les dimos bastante fuerte, bastante bien».

Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden confirmó el ataque contra posiciones hutíes. En un comunicado, dijo que el ataque fue lanzado por Estados Unidos y Reino Unido «con el apoyo de Australia, Bahréin, Canadá y Países Bajos».

Finalmente, Biden denunció que más de 50 países se han visto afectados por los 27 ataques de los hutíes; puesto que, 2 mil buques se han visto obligados a desviarse para evitar el Mar Rojo, lo que ha provocado retrasos de semanas en el transporte marítimo internacional.