Rodeados de destrucción, los familiares de una víctima del sismo lloraban su muerte el miércoles en refugios temporales y bajo temperaturas gélidas en las montañas en el noroeste de China.

El sismo del lunes por la noche derrumbó casas y dejó al menos 134 muertos, así como más de 900 heridos, según medios chinos. La mayoría de las muertes se reportaron en la provincia de Gansú, y las demás en la provincia vecina de Qinghai.

En la oscuridad antes del amanecer, Ma Lianqiang estaba de pie junto al cuerpo de su esposa fallecida, envuelto en mantas en un refugio temporal similar a una carpa iluminado apenas por una única luz en el techo. Su esposa fue golpeada y sepultada por escombros en la casa de su madre, donde se estaba quedando porque estaba enferma.