Para miles de familias migrantes que viven en el sistema de albergues de emergencia de la ciudad de Nueva York, este podría ser un Año Nuevo frío y sombrío.

En pleno invierno, se les ha dicho que tienen que dejar su alojamiento, pero no hay garantías de que vayan a tener una cama en otro lugar.

La orden dictada en octubre por el alcalde, Eric Adams, limita la estancia de los migrantes sin hogar y sus familias en los albergues municipales a 60 días, una medida que según el demócrata era necesaria para aliviar el desbordado sistema ante la llegada de solicitantes de asilo desde la frontera sur del país.

Un puñado de ciudades de Estados Unidos que lidian con la llegada de migrantes sin hogar han impuesto sus propios límites a las estancias en albergues, alegando distintos motivos, como el elevado costo de la medida, la falta de espacio y el deseo de presionar a los beneficiarios para que encuentren su propio alojamiento o abandonen la ciudad.

Chicago impuso un límite de 60 días el mes pasado y empezará a desalojar a la gente a principios de enero.

En Massachusetts, la gobernadora demócrata, Maura Healey, ha limitado a 7 mil 500 el número de familias de migrantes en refugios de emergencia.

Denver había limitado la estancia máxima de estas familias a 37 días, pero pausó la medida este mes por la llegada del invierno.

Los adultos solos no pueden pasar más de 14 días en la red.En Nueva York, se espera que las primeras familias cumplan el plazo de 60 días poco después de Navidad, pero la oficina del alcalde indicó que recibirán prórrogas hasta principios de enero.

Unas 3 mil 500 familias han sido notificadas hasta ahora.

A diferencia de otras grandes ciudades, Nueva York tiene desde hace décadas un derecho al refugio que obliga a las autoridades locales a ofrecer alojamientos de emergencia a cualquiera que lo pida.

Pero las autoridades han advertido a los migrantes que no hay garantías de que puedan quedarse en el mismo hotel, o incluso en el mismo vecindario.

Los migrantes adultos sin hijos tienen una estancia máxima más corta: 30 días.A quienes son desalojados, pero siguen queriendo ayuda, se les dice que acudan al llamado centro de reasentamiento que abrió a finales de octubre en una antigua escuela católica en el East Village de Manhattan.

Adams ha insistido en que la ciudad está haciendo más por las familias migrantes que casi cualquier otro lugar.

Nueva York va camino de gastar miles de millones de dólares en la apertura de albergues, en el pago de habitaciones de hotel y en comidas, y en ayudar a los solicitantes de asilo a superar las barreras burocráticas.