Las familias de los más de 240 rehenes israelíes secuestrados por el grupo radical palestino de Hamas viven desde, el pasado 7 de octubre, en un infierno en medio de la zozobra, pero también de la esperanza de que sus víctimas regresen a casa. «Ahora necesitamos ayuda», dijeron en una visita a la Ciudad de México.
Desde Jerusalén familiares de rehenes exigieron que el gobierno israelí apruebe un acuerdo que permita liberarlos, instaron al gabinete del primer ministro Benjamin Netanyahu, a «no bloquear un acuerdo».
En tanto, familiares de rehenes iniciaron una marcha de Tel Aviv a Jerusalén para reclamar ante el despacho de Netanyahu «un acuerdo sobre los rehenes».
La señora Casaruti, mamá de Keshet, quien fue asesinado por Hamas, dijo que su hijo «es un arcoiris de luz», después le fue imposible seguir hablando.
Ricardo Grichener, tío de Omer (22 años), joven que asistió al Festival de Música Re’im, narró que «unos 100 terroristas de Hamas llegaron a ese lugar y comenzaron a disparar a todos. Mataron a 260 personas y violaron a varias mujeres».
«Sé que Omer está vivo y que va a volver. Necesitamos la ayuda de México, que entiende lo que es ser una persona buena y una mala, es un país fuerte y puede hablar…», dijo Ricardo junto con su hijo Itai.
Luego, tomó la palabra Diego Engelbart, su hermana Karina y sus sobrinas Mika y Yuval son parte de los secuestrados, dijo que «nadie puede vivir así, el mundo tiene que enterarse. Hace falta decir basta queremos ahora a nuestras familias no mañana, ahora».
Miriam Camhi, madre de la mexicana Ilana Gritsewsky, (30 años) quien fue secuestrada en el kibutz Nir Oz, dijo que desde que sucedió esa tragedia «no hay día que no le pida a Dios por que regrese su hija y sé que me va a escuchar. Ella estuvo en México y había regresado a Israel, el 1 de octubre».
Su hermano, Haim Gritsewsk, dejó claro que «México ya está involucrado, porque mi hermana es mexicana». Informó que ya se reunieron con autoridades de la Cancillería, pero hay algo que se llama «diplomacia silenciosa».