La cuenta atrás para uno de los procesos electorales más particulares en la historia de la democracia estadounidense comienza este domingo, cuando faltará un año para que los ciudadanos elijan en las urnas a su presidente. Serán 52 semanas intensas en las que, entre otros episodios, republicanos y demócratas elegirán a sus candidatos.
¿Protagonizarán el presidente Joe Biden y el exmandatario Donald Trump un segundo asalto el próximo 5 de noviembre de 2024? Según las encuestas sí, pero este año se vivirán hechos insólitos que podrían cambiar el rumbo. Los más relevantes, los cuatro juicios penales a los que se someterá el republicano, favorito de su partido en las encuestas.
Del lado demócrata, Biden tiene casi asegurada la candidatura. Es la gran y casi única apuesta del partido, que se aferra a una hipótesis contrastada: si pudo ganar a Trump una vez, podrá hacerlo dos.
Mientras que Trump, favorito de su partido, deberá vencer a figuras como Ron DeSantis, Nikki Haley, Vivek Ramaswamy o Chris Christie, quienes de momento no han logrado hacerle sombra ni se le acercan en las encuestas.
«Se perfila como una de las elecciones más inusuales que jamás hayamos tenido, con un candidato bajo juicio mientras se postula para la presidencia y un presidente en ejercicio tan mayor presentándose a la reelección», apunta a EFE Mark Caleb Smith, director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Cedarville.
El próximo 15 de enero los republicanos en Iowa y el 3 de febrero los demócratas en Carolina del Sur inician los procesos de primarias que sucederán en los 50 estados.
Supondrán el pistoletazo de salida para una serie de caucus y primarias con fechas clave como el 5 de marzo, el supermartes, hasta que el 15 de julio el Partido Republicano celebre su convención para oficializar al candidato. El 19 de agosto los demócratas harán lo propio.
¿FRENARÁN LOS JUICIOS A TRUMP?
Aunque «no hay duda» de que Trump es el favorito, señala a EFE Christopher A. Cooper, director del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Western Carolina, todavía hay «cierto signo de interrogación».
«Si muchos candidatos salen del terreno de juego» y hay «un cara a cara entre Trump y otro», podría haber alguna sorpresa. Haley tiene hoy en día las mayores papeletas para lograrlo, según las encuestas.
Pero paralelamente a esta contienda interna, Trump se tendrá que enfrentar este año a cuatro juicios penales: por los pagos ilegales a la actriz Stormy Daniels; por el mal manejo de documentos clasificados; por intentar manipular los resultados de las elecciones de 2020 en Georgia y por su presunta injerencia para revertir el resultado electoral de 2020, caso que lo relaciona con el asalto al Capitolio.
Unos procesos que, por ahora, parecen no influirle negativamente, señala a EFE el profesor de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Ohio, Paul A. Beck: «Las acusaciones que han llegado no parecen haberle perjudicado en absoluto» sino que «sus comparecencias ante los tribunales son parte de su campaña», afirma.
Aunque en opinión del director del Centro de Liderazgo de la Universidad Mary Washington, Stephen J. Farnsworth, «el sistema legal en Estados Unidos no funciona según los estándares de las relaciones públicas».
«Donald Trump es muy bueno vendiéndose a sí mismo, pero los tribunales operan bajo las reglas de la ley y las pruebas; y sus fanfarronadas y sus apelaciones al victimismo no marcarán ninguna diferencia», afirma.
Aun así, en Estados Unidos no hay ninguna legislación que le impida concurrir a las elecciones, incluso si es declarado culpable. La ley no impide tampoco a Trump ser candidato presidencial desde la cárcel.
BIDEN, LA ÚNICA OPCIÓN
Para Farnsworth, muchos demócratas están convencidos de que «la amenaza que representa Trump es tan grande» que había mucho riesgo en nominar a alguien que no sea Biden, «el único que ha vencido a Trump».
Algo que no comporte Smith: «No creo que eso sea cierto, pues creo que cualquier demócrata no radical habría derrotado a Trump en 2020 y lo volvería a hacer», dice el profesor de Cedarville, para quien los demócratas «han cometido un error de cálculo importante».
Y es que los sondeos no hablan bien del presidente. Según el termómetro de popularidad de FiveThirtyEight, el 54.1 % de los encuestados desaprueba a día de hoy las actuaciones de Biden.
Una encuesta publicada hace unas semanas por CBS News/YouGov afirmaba que solo el 16 % de los encuestados cree que el mandatario tiene salud física para servir como presidente y solo el 26 % cree que goza de salud cognitiva.
Otro problema que puede empeorar la imagen de Biden es la guerra de Israel. Según una encuesta del Instituto Árabe-Americano, el apoyo al presidente Biden entre los árabes estadounidenses, votantes cruciales en los estados electorales en disputa, ha caído a solo el 17%.