La amistad de los paramédicos atacados por “La Adicción” quedó más que consolidada, Aurelio dio la vida por Gerardo, hoy ambos viven para contarlo.

A cinco días del hecho violento que mando a los guardianes de la salud a la sala de urgencias del Hospital de Zona, Gerardo no puede salir de casa, teme regresen los aficionados y lo vuelvan agredir, dice que le robaron la tranquilidad y le cambiaron la vida.

La víctima narra cómo es que fue salvado en medio de una turba enardecida.