La misión espacial de la India, Chandrayaan-3, alunizó con éxito en el polo sur de la Luna, tras una compleja maniobra de descenso sobre la superficie de la cara más meridional del satélite, nunca antes explorada.

Chandrayaan-3 necesitó 40 días para su recorrido desde que despegó el pasado 14 de julio, con el cohete de lanzamiento más grande y pesado de la India.

Esta sonda, compuesta por un módulo de aterrizaje y un explorador, tiene prácticamente los mismos objetivos que la misión previa, aunque su estructura se ha visto ampliamente reforzada para corregir los errores que propiciaron que Chandrayaan-2 acabase estrellada contra la superficie lunar en 2019 mientras intentaba alunizar.

Cuarenta han sido los días que su sucesora ha pasado en el espacio desde que despegara de la India el 14 de julio, impulsada por el cohete más potente y pesado del que dispone la India, pero no lo suficiente como para evitar que la sonda tuviese que completar varias órbitas a la Tierra para ganar la velocidad suficiente con la que alcanzar la órbita lunar, a la que ingresó la primera semana de agosto.

HITO ESPACIAL

Tras este éxito, la India se convierte en el cuarto país en posarse sobre la Luna y en el primero en hacerlo sobre su parte más meridional, donde los expertos sospechan que puedan encontrar reservas de agua en forma de hielo, principalmente en cráteres que nunca reciben la luz del Sol.

Esa es una de las metas principales de la misión, que también prevé realizar varios experimentos científicos sobre el terreno y analizar la superficie lunar durante los 14 días terrestres, equivalentes a medio día en el satélite, que permanezca en funcionamiento.

Así cerraría un capítulo que la propia India abrió en 2008, cuando su primera misión espacial a la Luna, Chandrayaan-1, fue pionera en el descubrimiento de evidencia directa de agua en el satélite.

Con su llegada, la sonda india también abrirá una nueva etapa de exploración de la Luna, que está marcada por el reciente aumento del interés de varios países por retomar sus programas lunares para mandar misiones tripuladas o establecer bases en la Luna, como es el caso de Estados Unidos, Rusia o China, como un punto intermedio para alcanzar otras cotas del espacio.

Un grupo reducido al que también quiere sumarse este año Japón, con otra breve misión que despegará el 26 de agosto de la Tierra, meses después del fracaso de la firma aeroespacial nipona Ispace, que intentó sin éxito el pasado abril convertirse en la primera misión privada en posarse sobre la accidentada superficie lunar.