La falta de precipitaciones y las altas temperaturas están afectando al río Bravo, lo que ha llevado a los administradores de recursos hídricos a alertar a los agricultores de la región central de Nuevo México sobre la posible escasez de suministros en las próximas semanas.

Esta situación podría llevar a que algunos tramos del río Bravo, especialmente en la zona de Albuquerque, se sequen, tal como sucedió el año pasado.

Para mitigar los efectos sobre la carpa chamizal, un pequeño pez nativo en peligro de extinción, los administradores de recursos hídricos y biólogos del Distrito de Conservación de la Región Media del Río Grande y la Oficina de Recuperación están trabajando en soluciones. Se ha notificado a los usuarios del agua en la región media del río Grande que habrá cambios en la disponibilidad y horarios de distribución en los próximos días.

Debido a una alta demanda de riego y a un caudal del río inferior a lo esperado, el distrito de conservación ha comenzado a liberar agua del Proyecto San Juan-Chama.

Sin embargo, se prevé que el suministro de agua del proyecto se agote antes del 23 de agosto, por lo que solo se podrá depender del flujo natural del río para mantener la distribución de agua hasta el otoño. La Oficina de Recuperación colaborará con el distrito de riego y el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre para liberar agua adicional y enfocarse en las zonas específicas del río donde se encuentra la carpa chamizal, con el objetivo de administrar la tasa de desecación del río. Es importante destacar que en agosto de 2022, el río Bravo se secó en Albuquerque por primera vez en cuatro décadas debido a una persistente sequía.

Por ello, en los últimos 20 años, la Oficina de Recuperación ha destinado una gran cantidad de agua para complementar el caudal a lo largo de la región media del río Bravo y ayudar a las especies en peligro de extinción, como la carpa chamizal. La carpa chamizal ha estado en la lista de especies amenazadas desde 1994 y solo habita en alrededor del 7% de su hábitat histórico.

A lo largo de los años, ha enfrentado una pérdida de hábitat debido a la construcción de embalses, derivaciones y canales en el río que se extiende desde Colorado hasta Nuevo México, Texas y el norte de México, abarcando una distancia de casi 3,058 kilómetros (1,900 millas). Es fundamental tomar medidas para preservar y proteger el río Bravo y las especies que dependen de él.

La colaboración entre los administradores de recursos hídricos, los agricultores y las autoridades es crucial para enfrentar los desafíos que representa esta sequía y garantizar la disponibilidad de agua en el futuro.