Una presa en el sur de Ucrania colapsó, inundando poblados, poniendo en peligro las cosechas y amenazando con interrumpir el suministro de agua potable, mientras los dos bandos en guerra se apresuraban a evacuar a los residentes y se culpaban el uno al otro por la destrucción.
Ucrania acusó a las fuerzas rusas de hacer explotar la presa y central hidroeléctrica de Kajovka, en el río Dniéper, en una zona que ha estado bajo control de Moscú desde hace más de un año. Por su parte, funcionarios rusos culparon a los ataques militares ucranianos en la región, donde el río separa a las dos partes.
Funcionarios rusos y ucranianos hablaron de un «desastre ecológico» y un «acto terrorista» para describir el torrente de agua que salía de la represa colapsada y empezaba a vaciar un embalse ubicado río arriba, el cual es considerado uno de los más grandes del mundo.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski señaló que se trataba del «desastre ambiental causado por el hombre más grande de las últimas décadas en Europa». El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que fue «otra devastadora consecuencia de la invasión rusa de Ucrania».
Mientras casas, calles y negocios se inundaban, las autoridades expresaban su preocupación sobre los suministros de agua potable y los equipos de emergencias evacuaban a miles de personas de zonas controladas por Ucrania y Rusia.
Ucrania y Rusia pidieron este martes sendas reuniones de urgencia al Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la voladura de la presa de Kajovka.
Según manifestaron fuentes diplomáticas, tanto Ucrania como Rusia escribieron a la Presidencia de turno del Consejo -que este mes ocupa Emiratos Árabes Unidos- para solicitar la convocatoria de un encuentro sobre este asunto.