Las autoridades estadounidenses anunciaron el martes el arresto de cuatro personas mexicanas más en relación con las muertes de 53 migrantes el año pasado en Texas.

La tragedia ocurrida el 27 de junio de 2022 fue la más mortífera para migrantes introducidos ilegalmente por la frontera sur de Estados Unidos.

Los cuatro imputados estaban al tanto de que el aire acondicionado del camión remolque no funcionaba y no refrescaría a los migrantes atrapados en su interior durante el trayecto de casi tres horas de duración.

Cuando el remolque fue abierto en San Antonio, 48 migrantes ya estaban muertos. Otros 16 fueron trasladados a hospitales, donde cinco de ellos fallecieron. Los cuatro nuevos arrestos fueron realizados el lunes en Houston, San Antonio y Marshall, Texas.

Las autoridades dijeron que la operación de contrabando transportaba migrantes desde Guatemala, Honduras y México compartiendo rutas, guías, escondites, camiones y remolques, algunos de los cuales se guardaban en un estacionamiento privado de San Antonio. Los acusados enfrentan una pena máxima de cadena perpetua si son declarados culpables.

Un acta de acusación de un jurado investigador federal sostiene que los cuatro hombres intercambiaron los nombres de los migrantes que serían trasladados en un camión.

Los coordinaron entonces el viaje e intercambiaron mensajes sobre el avance del camión en el trayecto hacia San Antonio.

El camión fue encontrado en un camino remoto de San Antonio, y los agentes de policía que llegaron al sitio detuvieron al conductor Homero Zamorano Jr. luego de que lo vieron escondido en un arbusto cercano.

Una grabación de una cámara de seguridad muestra cuando el camión pasó por un puesto de control de la Patrulla Fronteriza.

Una sobreviviente de 20 años de edad, oriunda de Guatemala, comentó a The Associated Press que los traficantes habían cubierto el piso del camión remolque con lo que cree que era consomé de pollo en polvo, aparentemente para despistar a los perros en el puesto de control.

Otro sobreviviente, Adán Lara Vega, dijo que el camión ya estaba caliente cuando partió de Laredo y que los migrantes atrapados pronto empezaron a llorar y a pedir agua.

Algunos se turnaban para respirar a través de un único agujero en la pared, mientras que otros golpeaban las paredes y gritaban para llamar la atención del conductor.