La vacuna Moderna está autorizada para su uso como dosis única de refuerzo en personas mayores de 18 años, mientras que la Pfizer-BioNTech está autorizada también para su uso en niños mayores de 12 años.
Ambas están dirigidas contra las subvariantes de ómicron BA.4 y BA.5, culpables de la mayoría de contagios en Estados Unidos, y que “se prevé que circulen este otoño e invierno”, informó la FDA.
“A medida que nos acercamos al otoño y comenzamos a pasar más tiempo en el interior, recomendamos encarecidamente a cualquier persona que sea elegible que considere recibir una dosis de refuerzo con una vacuna bivalente COVID-19 para brindar una mejor protección contra las variantes que circulan actualmente”, apuntó el comisionado de la FDA, Robert M. Califf.
Según insistió, por su parte, el director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA, Peter Marks, los ciudadanos pueden “estar seguros” de que la FDA “ha tenido mucho cuidado para garantizar que estas vacunas bivalentes contra COVID-19 cumplan con rigurosos estándares de seguridad, eficacia y calidad”.
Para evaluar la eficacia de una sola dosis de refuerzo de la vacuna Moderna la FDA analizó los datos de respuesta inmunitaria entre aproximadamente 600 personas y quedó patente que la respuesta inmune de los participantes que recibieron la vacuna bivalente fue mejor que la de aquellos que recibieron la vacuna monovalente Moderna.
Un número similar de personas probaron la dosis de refuerzo de Pfizer-BioNTech, con resultados igual de positivos.
Entre los participantes del estudio que recibieron la vacuna bivalente, los efectos secundarios que se detectaron con mayor frecuencia son dolor, enrojecimiento e inflamación en el lugar de la inyección, fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular y en las articulaciones, escalofríos, inflamación de los ganglios linfáticos en el brazo del inyección, náuseas, vómitos y fiebre.