Agencias

Un análisis de las motivaciones detrás de los recientes eventos desafortunados en los estadios.

En los últimos tiempos, el comportamiento de los aficionados que asisten a los estadios de diferentes deportes en Estados Unidos, sin generalizar, no ha sido el mejor, desde protestas de diversa índole por temas de derechos de los animales, enfados con jugadores, entrenadores y árbitros.

Agresiones directas o indirectas a superestrellas, sin incidentes que hayan causado verdaderas tragedias como lo ocurrido en Querétaro en la Liga MX, hemos vivido una semana como ninguna, aquí varias explicaciones que son posibles síntomas de esta enfermedad.

Las redes sociales Durante mucho tiempo, algunas de las principales redes sociales como Twitter y Facebook, fueron utilizadas, en el deporte, para expresar opiniones, compartir información, etc.

Sin embargo, desde hace un par de años, las agresiones e interacciones violentas entre las otrora inalcanzables personalidades del deporte y los ventiladores se han reducido a un grado peligroso.

El regreso a los estadios tras la pandemia de COVID-19 La violencia física no ocurre hasta que vuelven los eventos presenciales, toda la ira y represión contenida detrás de una computadora ha encontrado terreno fértil para explotar cuando los fans, enclaustrados durante mucho tiempo, han podido expresar sus propias frustraciones al tener ahora licencia para regreso a las gradas.

Seguramente muchos de los que fueron violentos en redes con determinados deportistas, han manifestado ahora toda esa frustración detenida durante meses y meses, expresándola de manera irresponsable y poniendo en riesgo no solo su integridad física, sino también la de los deportistas, quienes, además, en algunos casos, han respondido de manera muy desafortunada.

¿Qué se puede hacer para resolver el problema?

Ciertamente hay importantes correctivos que tienen que ver con aumentar el número de elementos de seguridad que están al pendiente de estos incidentes e invasiones.

Sin embargo, también es importante recalcar que los propios atletas, los equipos, tienen que entender este problema, acercarse a sus fans, buscar el diálogo, hacerles entender la importancia de la diferencia entre expresar su descontento en lugares civilizados y hacerlo de manera violenta e ilegal.

Por otro lado, es importante que quienes infrinjan esta conducta sufran las consecuencias legales, para dar ejemplos claros de lo que está permitido y lo que está prohibido.