Agencias

El partido más esperado de la recta final de la temporada NBA terminó siendo una paliza de escándalo y una señal de alerta para toda la liga, porque los Nets de Brooklyn fueron a Philadelphia y aplastaron 129-100 a los 76ers, en el primer partido desde el cambio de Jmes Harden por Ben Simmons.

No estuvieron todos los ingredientes para que el partido tuviera todo el picante posible, ya que el australiano sigue sin debutar en la temporada pero fue un ambiente de postemporada, en un Wells Fargo Center que venía listo, abucheando desde el inicio, y terminaron abucehando a los locales.

En el tercer cuarto. Fue una destrucción total del invicto de Harden con los Sixers. El resto del arsenal de los Nets dijo presente. Vaya que dijo presente. Kyrie Irving jugó y terminó con 22 puntos.

Kevin Durant inició perfecto, 5 de 5, y se enfrascó en par de ocasiones con Joel Embiid camino a 25 puntos en tres cuartos, porque lo ganaban 102-70 y vio desde el banquillo los últimos 12 minutos.

Seth Curry, olvidado entre tantas citas con su ex, fue bien recibido por los aros de la cancha de los Sixers y terminó con 24. Philadelphia no compitió en ningún lado de la cancha. En defensiva, permitieron todo y, en ataque, salvo un carrusel de viajes a la línea de Embiid, no produjeron.

La hoja de anotación dice que Tobias Harris anotó 16, pero ni se notaron. Harden terminó con 11 nada más y un terrible 3 de 17 de campo que evocó sus peores actuaciones en postemporada, lo cual debe preocupar a la afición, y se sentó al final del tercer cuarto con problemas de pantorrilla. Hay noches que no sale nada.

40 puntos le clavó Brooklyn a Philadelphia en el primer periodo y el cierre 14-2 prácticamente sentenció el partido.

Nunca cayó el margen de 10 el resto del encuentro y casi nunca estuvo abajo de 15.

Los 76ers nunca mostraron alma, con múltiples pérdidas por descuidos que fueron puntos fáciles del otro lado.