Agencias

La estadunidense Erin Jackson, líder del ránking mundial que competía en Beijing 2022 porque su compañera Brittany Bowe le cedió su plaza, hizo honor este domingo al favor recibido al proclamarse campeona olímpica de patinaje de velocidad 500 metros con un tiempo de 37.04 segundos.

Jackson concede a Estados Unidos su primer título en esta prueba desde Lillehammer’94, en la única final en la que no se ha batido el récord olímpico, que sigue en poder de la japonesa Nao Kodaira con 36.94. La plata fue para la nipona Miho Takagi con 37.12 y el bronce para la rusa Angelina Golikova con 37.21.

La nueva campeona olímpica sufrió un resbalón en los campeonatos de Estados Unidos, selectivos para los Juegos, y se quedó fuera del equipo, pero su compañera Brittany Bowe, que ya estaba clasificada en otras distancias, le cedió su plaza en esta disciplina.

Jackson, procedente del patín en linea, fue la primera mujer negra que ganó pruebas de la Copa del Mundo en patinaje de velocidad.

Jackson rompe barreras

Nunca una mujer de raza negra había conseguido una medalla de oro en patinaje de velocidad. La estadunidense Debra Thomas se convirtió en Calgary 1988 en la primera deportista negra en conseguir una medalla (bronce en patinaje artístico).

En Salt Lake City 2002, su compatriota Vonetta Flowers, en bobleigh, y la canadiense Jarome Iginla (hockey sobre hielo), fueron las primeras de raza negra en colgarse un oro olímpico.

Veinte años después, la estadunidense Erin Jackson volvió a romper barreras. Sumó un oro, el primero para una persona de raza negra en patinaje de velocidad tras subirse a lo más alto del cajón en los 500 metros esprint.

Curiosa historia la de Jackson, que cambió el patinaje en línea sobre ruedas para competir sobre hielo. En apenas unos meses, logró clasificarse para Pyeongchang 2018, donde quedó vigésima cuarta y, cuatro años después, voló en Pekín para hacer historia.