Agencias

Cientos de repartidores de comida en Nueva York salieron en sus bicicletas o caminando, algunos arropados con las banderas de sus países de origen, para exigir mejores condiciones de trabajo y atención de las autoridades a la violencia que les afecta y que ha costado la vida de algunos de ellos.

“Nos llaman trabajadores esenciales, pero no nos tratan así” es la queja que se ha escuchado con insistencia entre los “deliveristas”, en su mayoría inmigrantes latinos que partieron desde la popular Times Square hasta la plaza Foley Square, a pasos de la alcaldía, para pedir que sean aprobados varios proyectos de ley, algunos ya sometidos y otros que aún se redactan, para beneficio de este sector.

Los trabajadores, algunos con la bandera de México o Guatemala, país de donde proceden gran número de los repartidores, contaron con apoyo a lo largo de su recorrido de conductores que sonaban las bocinas de sus vehículos, causando sorpresa de neoyorquinos y visitantes que detuvieron el paso para contemplar la marcha.

La lluvia que caía al momento de iniciar el recorrido no desanimó a los repartidores, acostumbrados a las inclemencias del tiempo, en su manifestación para exigir justicia laboral, trato humano y atención de la policía ante las denuncias de robos de sus bicicletas eléctricas, los asaltos o las muertes de sus colegas.

Los trabajadores han conformado el grupo Deliveristas Unidos para buscar solución a sus problemas, recordó este miércoles su dirigente, el guatemalteco Gustavo Ajche, quien hizo un llamado a los legisladores a ponerse “del lado de la justicia” y a sus colegas que se unan al grupo para hacer más poderoso su movimiento.

“Esta lucha no termina aquí. Esto no es simplemente una marcha en la que nos mojamos. Esto demuestra que tenemos poder, que se nos tiene que olvidar el miedo y que estamos poniendo la cara para luchar por algo que merecemos”, afirmó.

Estos repartidores, apoyados por el Proyecto de Justicia Laboral, también se han visto en la necesidad de formar grupos de autodefensa ante lo que alegan es la falta de respuesta de la policía ante sus denuncias.

La marcha, al final de la cual los repartidores contaron los problemas que afrontan, contó con el apoyo de la senadora estatal Jessica Ramos, presidenta del Comité de Trabajo, y autora del proyecto que creó el fondo para los trabajadores excluidos, y del concejal Carlos Menchaca, presidente del Comité de Migración.

“Ustedes se merecen sus derechos, porque se lo han sudado. Merecen el respeto del Gobierno, del empleador, de la policía, de los restaurantes y de todos los neoyorquinos. Aquí les digo que ningún latino ni es invisible ni es desechable“, afirmó Ramos.

Menchaca recordó por su parte al repartidor mexicano Francisco Villalba, asesinado hace poco más de un mes en un parque para robarle su bicicleta, y aseguró que pronto contarán con las condiciones que se merecen.