Agencias
El diario estadounidense The New York Times ha dibujado un perfil de la monja española Teresa Forcades, que describe como “una de las escépticas de las vacunas desde hace mucho tiempo en Europa” y en el que advierte de que sus posturas antivacuna están siendo utilizadas por grupos negacionistas de ultraderecha.
La hermana Teresa Forcades, la monja católica más provocadora de España, está en desacuerdo con los Gobiernos, los expertos médicos e incluso el Papa Francisco, que respalda las vacunas contra el coronavirus. Los grupos de negación de la pandemia están difundiendo sus opiniones”, asegura el diario.
Forcades, teóloga, médica de formación y religiosa benedictina, es conocida, entre otras cosas, por sus posiciones en favor de la independencia de Cataluña y sus críticas con el funcionamiento de la iglesia Católica, así como con las empresas farmacéuticas.
El diario asegura que Forcades “extrae credibilidad de su hábito de monja y su formación médica”, lo que le ha servido para hacerse “especialmente atractiva para los teóricos de la conspiración y los grupos de extrema derecha que buscan socavar la confianza del público en las vacunas mediante la difusión de medias verdades que a veces se mezclan con hechos, matizadas y entregadas por personas con credenciales que dan a su voz el sello de autoridad”.
No obstante, el diario matiza que la monja catalana reconoce que algunas vacunas son beneficiosas, aunque se opone a que sea obligatorio ponérselas y subraya “sus dudas sobre las vacunas contra el coronavirus se derivan, en gran medida, de su opinión de que no se debe confiar en las empresas farmacéuticas y de que los ensayos clínicos se apresuraron”.
The New York Times apunta que a pesar de su relativo aislamiento en el convento donde vive, el mensaje de la hermana Teresa está llegando cada vez a más gente en España a través de grupos de ultraderecha en las redes sociales que han hecho eco de sus palabras.
También recuerda que en 2009 abanderó una campaña para impedir que la vacuna contra la gripe AH1N1 fuera obligatoria, en un video que, según explica The New York Times, fue visto 1.2 millones de veces y fue traducido a ocho idiomas, antes de que la plataforma que lo acogía, Vimeo, lo retirara.