Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) determinaron que el llevar un cubrebocas quirúrgico y uno de tela potencia la protección contra el contagio de Covid-19.
El cubrebocas en sí reduce de forma importante el espacio de dispersión de gotículas, en las que se transmiten los virus. Sin embargo, no es una protección total y no hay que abandonar las demás medidas contra el virus.
Durante el mes de enero, los CDC realizaron simulaciones en laboratorio para comprobar la reducción de las fugas con una mascarilla de tela superpuesta a una quirúrgica, y después con una quirúrgica con gomas anudadas cerca de los bordes que se doblaban hacia dentro.
Mientras que el cubrebocas no anudada y la de tela bloqueaban apenas 42% y 44.3% respectivamente de los aerosoles expulsados por una tos, la combinación de ambas incrementaba la proporción hasta 92.5%.
En otro experimento se vio que la exposición a una persona infectada que no lleve mascarilla se reduce en 83% con un tapabocas doble y en 64.5% con uno ajustado al rostro o de plástico, o con un protector de nylon sobre un cubrebocas quirúrgico.
Rochelle Walensky, directora de los CDC, dijo: «Eso quiere decir que estas mascarillas funcionan y que lo hacen mejor cuando están ajustadas y llevadas correctamente».