Agencias
El presidente Donald Trump dejará Washington el próximo miércoles en la mañana, poco antes de la investidura del presidente electo Joe Biden, para dar inicio a su vida postpresidencial en Florida.
Negándose a cumplir la tradición de participar en la transferencia ceremonial del poder, Trump efectuará su propia ceremonia de partida en la Base Andrews de la Fuerza Aérea en Maryland antes de su último vuelo a bordo del Air Force One.
Funcionarios están considerando un acto elaborado de despedida similar a las recepciones que se le ofrecieron en sus visitas de Estado al exterior, con alfombra roja, una vistosa guardia, una banda militar e incluso un saludo de 21 salvas, según una persona cercana a la planificación que solicitó el anonimato antes de un anuncio formal.
Trump se convertirá en el cuarto presidente en la historia que boicotea la ceremonia de investidura de su sucesor. Y a pesar de su afirmación de que está comprometido con una transición pacífica del poder —después de intentar durante meses deslegitimar la victoria de Biden con aseveraciones infundadas de fraude electoral masivo e incitar a sus simpatizantes a que invadieran el Capitolio—, ha dejado claro que no le interesa dar un espectáculo para eso.
Trump no ha invitado a los Biden a la Casa Blanca ni ha conversado por teléfono con el mandatario electo. El vicepresidente Mike Pence ha conversado con su sucesora, la vicepresidenta electa Kamala Harris, a quien llamó el jueves para felicitarla y brindarle asistencia, según dos personas enteradas de la llamada. Pence asistirá a la ceremonia de juramentación de Biden, una decisión acogida por el próximo mandatario.
Mientras Trump pasa los últimos días de su presidencia en la Casa Blanca, más aislado que nunca como secuela de la invasión al Capitolio, su personal está enfilándose a la puerta de salida. Muchos ya se fueron, incluidos un par que renunciaron después del ataque, mientras otros están ocupados empacando sus cosas y retirando sus pertenencias personales y algún recuerdo.