Agencias
El dividido gobierno de Israel colapsó el miércoles y enfiló al país a un cuarto proceso electoral en menos de dos años, trayendo consigo una amenaza sin precedentes al prolongado mandato del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Netanyahu, quien está acostumbrado a calificar a sus opositores como izquierdistas débiles, es confrontado por un trío de excolaboradores descontentos que comparten su ideología de línea dura, encabezados por un popular legislador que recientemente se deslindó del partido Likud del premier. Ya sea que Netanyahu pueda mantener o no a raya a estos rivales, es casi seguro que el país será dirigido por un político de derecha que se oponga a otorgar concesiones a los palestinos, lo que complica las esperanzas del gobierno entrante del presidente electo estadounidense Joe Biden de reanudar las conversaciones de paz.
Las perspectivas del bloque de centro izquierda de Israel parecen peores que en contiendas anteriores porque su líder, el ministro de Defensa Benny Gantz, creó una alianza con Netanyahu que se está desmoronando. Gantz perdió el apoyo de gran parte de su base y el bloque se quedó sin un líder.
Netanyahu y Gantz formaron su coalición en mayo, después de luchar en tres elecciones consecutivas hasta llegar a un punto muerto. Señalaron que dejaban a un lado su rivalidad personal para formar un gobierno de “emergencia” enfocado en dirigir al país durante las crisis de salud y económica causadas por la pandemia. Bajo el acuerdo, Gantz asumió el nuevo rol de “primer ministro suplente” y le aseguraron que cambiaría el puesto con Netanyahu en noviembre bajo un acuerdo de rotación a mitad de su periodo.
La causa inmediata del colapso es la falta de aprobación de un presupuesto antes de la medianoche. Eso hizo que el Parlamento se disolviera automáticamente y se convocara a nuevas elecciones para finales de marzo.