Agencias
Candidatos de cinco partidos compiten esta semana por convertirse en el próximo gobernador de Puerto Rico. Los aspirantes buscarán el martes el apoyo de votantes hartos de corrupción y que buscan alivio tras una sucesión de huracanes, terremotos y el coronavirus, que han agravado una crisis económica de una década.
Las elecciones ocurren mientras Puerto Rico busca reestructurar una deuda pública de 70.000 millones de dólares, que según el gobierno de la isla es impagable. Las elecciones llegan menos de un año después de las protestas callejeras que llevaron a la renuncia del exgobernador Ricardo Roselló. Esas protestas comenzaron tras la filtración de un chat privado entre el mandatario y otros funcionarios que incluía comentarios homófobos, bromas sobre las víctimas del huracán María y comentarios que provocaron investigaciones por posible corrupción.
Entre los seis aspirantes hay cuatro candidatos no afiliados a los dos partidos que han dominado durante años la política de la isla: el Partido Nuevo Progresista, partidario de convertir al territorio estadounidense en un estado, y el Partido Popular Democrático, que se inclina por mantener la situación actual. Los aspirantes ajenos a los partidos tradicionales son Juan Dalmau, del Partido Independentista Puertorriqueño; Alexandra Lúgaro, del Movimiento Victoria Ciudadana; César Vázquez, de Proyecto Dignidad, y Eliezer Molina, que se presenta como independiente.
En representación de los dos partidos tradicionales están Charlie Delgado, de los Populares Democráticos, que fue durante años el alcalde de la localidad noroccidental de Isabela, y Pedro Pierluisi por los Nuevos Progresistas, que derrotó en las primarias del partido a la gobernadora interina, Wanda Vázquez. Pierluisi representó al territorio en el Congreso estadounidense durante ocho años y sirvió brevemente como gobernador durante la crisis política del año pasado.