Agencias

Los Steelers de Pittsburgh llegan a la octava semana como el último equipo con paso perfecto en la actual temporada. Justo lo que necesitaba una de las rivalidades más intensas de la NFL: un incentivo adicional.

Desde que Baltimore (5-1) ingresó a la liga en 1996, los Ravens y Steelers se han enfrentado 48 veces en la campaña regular, y Pittsburgh (6-0) lidera la serie 25-23. Parejo, ¿no? Es lo menos que se puede esperar de estos dos equipos.

No hay mejor ejemplo que el hecho de que 18 de sus últimos 24 enfrentamientos en la temporada regular desde 2008 (el 75%) se han decidido por siete puntos o menos, incluyendo 14, el 58%, por tres puntos o menos.

La tarde del domingo en Baltimore, es lógico esperar más de lo mismo.

Los Ravens llegan al compromiso como el octavo mejor ataque con 29,8 puntos por encuentro esta temporada y 32,3 desde el inicio de la campaña 2019. De la mano del MVP vigente, Lamar Jackson, Baltimore presume a la mejor ofensiva terrestre (164,3 yardas) de toda la NFL.

Pero enfrente están unos Steelers que han dado un cambio radical desde 2019 gracias a la reaparición del veterano quarterback Ben Roethlisberger para darle al equipo un ataque a la altura de su feroz defensiva. Pittsburgh llega al cotejo con la sexta mejor defensiva y la segunda contra la carrera (68,8 yardas) en la liga.

La temporada pasada Baltimore dominó ambos encuentros aprovechando la ausencia de Roethlisberger, quien se perdió 14 compromisos por una lesión de codo. Sin embargo, el veterano tiene cuatro victorias en sus últimos cinco inicios ante los Ravens, aunque nunca se ha enfrentado a Jackson.