Luego de que a través de redes sociales el padre de Leo, un pequeñito de 13 años que murió durante su visita a uno de los toboganes del parque de Xcaret en Quintana Roo, solicitó apoyo a diferentes medios y autoridades para resolver la situación debido a que el parque se deslindó de la responsabilidad, ahora presentó la narrativa de los acontecimientos.

De acuerdo con Miguel A. Luna Calvo, padre del menor, la semana pasada decidieron tomarse unas vacaciones a Quintana Roo luego de que él recibió la vacuna contra COVID-19 al trabajar en el sector salud en el estado de Durango.

Tras llegar, el pasado 27 de marzo decidieron acudir al parque Xenses, donde tanto Luna como sus cuatro hijos se introdujeron en la atracción “Río Salado”, para aventarse por los toboganes.

Sin embargo, de acuerdo con el padre del menor, al viajar por el carril izquierdo de la resbaladilla, se dieron cuenta de que el ducto que aspira el agua para su circulación no tenía tapa, por lo que Leo y él mismo fueron succionados.

Miguel relató en entrevista con medios nacionales esta mañana que en un principio pensaron que Leo se estaba escondiendo, pero al paso de unos segundos de no verlo comenzaron a buscarlo.

“Según investigue, estaba un succionador del parque para la basura y ahí se fue mi hijo”. explicó.

“Yo también fuí víctima, pero no me ahogué”, señaló.

“Saqué a mi hijo, tengo registro de mis lesiones”, agregó.

Además detalló que al momento de dirigirse al ducto con más de 15 centimetros de diametro, encontró a Leonardo Luna Guerrero, atorado y con su pierna destrozada.

Tras extraerlo por la fuerza, el médico intentó brindarle primeros auxilios, realizar labor de resucitación, sin embargo Leo ya había perdido la vida producto de ahogamiento, pues pasó varios minutos bajo el sistema de agua a presión en la cisterna que lo absorbió.

La familia manifestó haber enfrentado un conflicto con el parque, debido a que no querían entregarles el cuerpo, sin embargo esto no se ha esclarecido por Fiscalía.